No sabía sobre qué escribir mi artículo de hoy pero he pensado que hacía falta variar un poco. Aunque es cierto que me siento obligada a escribir en algún momento sobre la nueva película de Christian Bale El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace, hoy me siento afectada por la nueva fiebre que recorre todo el mundo. Y hablo de Justin Bieber que si pensabais que el chico solamente se dedicaba a cantar, permitidme decir que estáis en un error, y lo demuestra la película que estrenó el pasado 15 de Abril de 2011 en España, Justin Bieber: Never Say Never.
“Nunca Digas Nunca” es la traducción al español y en eso es que yo al chico le doy la razón porque ¿quién se imaginaría que un chaval que subía sus videos a YouTube llegaría a causar tal impacto en el mundo de la música? Y no me refiero a un estilo Los Beatles y que haya revolucionado el panorama musical porque las que están realmente revolucionadas son sus fans que no sólo desbordan los conciertos y arrasan con sus CD, sino que invierten todos sus ahorros en el merchandising del cantante.
Su estilo de música pop puede escucharse en las cadenas de radio y sus videos musicales están por todo Internet. Está claro que su cara de ángel y su dulce voz han sido las que han catapultado a la fama a este chaval de Canadá en menos de dos años. Todo el mundo tiene fiebre Bieber. Yo me incluyo un poco, pero considerando el éxito del pequeño cantante, no es de extrañar que en 2011, varias productoras de cine se interesasen por llevar a la gran pantalla un documental basado en su vida, sus conciertos y su relación con sus fans. Nada más y nada menos que en 3D.
La película fue dirigida por Jon M. Chu y estrenada en 2011 en todo el mundo. Actualmente puede adquirirse en DVD y Blu-Ray. Durante ese documental-musical, la cámara sigue el recorrido y actuaciones del cantante canadiense durante “My World Tour”, su gira musical realizada en 2010. También incluye videos caseros y actuaciones de artistas musicales como Usher Raymond, Ludacris, Miley Cyrus o Sean Kingston.
Y si alguien pensaba que el pequeño Bieber no arrasó en las taquillas, debería replantearse en qué mundo vive ya que la película recaudó más de 29 millones de dólares el primer fin de semana en Estados Unidos. No digo más.
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